La lluvia en tu habitación


Lo mío con la portada de La lluvia en tu habitación, fue amor a primera vista (felicidades, Salamandra). Estaba haciendo tiempo esperando a alguien y pasé a ver libros a mi librería habitual. Mis ojos se clavaron al instante y directamente en la mirada azul de la chica pelirroja de la portada y enseguida pensé en el frío que me transmitía su rostro, la nieve y el viento que mueve su pelo, así que lo cacé y me puse a leer su contraportada, a ver si lo que había sido amor a primera vista, terminaba en idilio novela-lectora. Sólo tengo que añadir que me lo tuve que llevar a casa.

La protagonista de esta historia se llama Alessandra, y es una chica de diecisiete años, a la que el dolor de la muerte de su madre por culpa del cáncer, ha sumido en un vacío y una pena tan fríos como la nieve que cae en la portada. En medio de esa tristeza que supone el primer invierno sin su madre, tiene que volver a las clases e impulsivamente se sienta junto a Gabriele, un chico al que todo el mundo llama Cero. Su indiferencia habitual con todo el mundo, para quienes Gabriele sólo es un perdedor y un chico callado al que ignoran, le resulta agradable a Alessandra, y a partir de ello, se crea un extraño sentimiento de curiosidad, enseñando a la chica que puede sentir más allá del dolor por la pérdida de su madre y la soledad en la que se ha visto sumida tras los acontecimientos tan dolorosos que le ha tocado vivir.

Sentirme identificada con Alessandra, tengo que reconocerlo, me ha costado. No sé si es una diferencia de edad o que yo no he sentido ese dolor irreparable que ella siente. Sin embargo, me parece un personaje bien trabajado, con sus filias y sus fobias, y sus sentimientos, gracias a la narración de Paola Predicatori, bastante mimada, se me lograron meter bajo el pecho desde las primeras páginas. Quizá me ha faltado un poco más de sangre por sus venas, aunque puede ser que eso sea precisamente lo que la autora quería transmitir al traernos a esta chica casi consumida por el sentimiento de abandono que la oprime. Quizá que Cero fuera el típico chico callado y misterioso que en el fondo es muy interesante, me pareció un poco tópico, pero he de reconocer que el muchacho tiene su encanto y que su mundo de silencios, ausencias y dibujos, podría haberme conquistado a mí también. 

Esta novela habla de huecos que no vuelven a llenarse, de pérdidas irreparables, de nuevas perspectivas, de amor, de amistad y de ganas de vivir. Bonito y con enjundia, quizá un poco pesado en algunos momentos, pero casi siempre y hasta el final (sobre todo al final), encantador.

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